viernes, 6 de julio de 2012
Capítulo 4
Al bajar del tren una ola de personas nos rodea y empieza a hacer preguntas. Dalia me coge del brazo y me mete en un coche que nos llevará directamente al centro de renovación. Observo las calles de la ciudad, están limpias y relucientes, los ciudadanos parecen marchar ordenadamente y hay personas colocando pantallas gigantes por toda la ciudad.
Llegamos al centro de renovación y me llevan a una habitación de color blanco, espero sentada en la camilla hasta que tres extraños personajes aparecen por la puerta. Son un hombre y dos mujeres, mi equipo de preparación.
El hombre tiene la piel teñida de color azul y los labios con tanto relleno que parece un pez, aparte de eso lleva unas lentillas de color rojo, lo que le da un aspecto aterrador. La mujer más joven lleva un tatuaje plateado en el brazo derecho que le cubre prácticamente toda la piel , unos bigotes le salen de la nariz y su pelo es de color violeta con grandes rizos. La otra mujer , que debe tener unos cincuenta años tiene incrustadas gemas en la piel, su piel es de color naranja y sus uñas miden unos cinco centímetros.
En cuanto me ven me quitan la ropa y me ponen de pie, deambulan en círculos lentamente y luego literalmente me empujan sobre la camilla. El primer paso es deshacerse de todo mi vello corporal, después me embadurnan en tres líquidos diferentes, a cada cual más apestoso y luego me tratan las unas y el pelo. El hombre, que al parecer se llama Ares, corta al menos quince centímetros de mi pelo, luego lo llena de champús y mascarillas, después lo seca con el secador y lo embadurna con una especie de serum , la mujer más joven se encarga de mis uñas, mientras que la otra me aplica mascarillas sobre la cara. Me alegro de que después de depilarme me dejen llevar bata, porque no me siento a gusto con estas tres personas delante. Después se van y me dejan sola en la habitación.
Una mujer entra por la puerta, al parecer es mi estilista, es aun más rara que los otros tres. Su pelo es de color escarlata y su recogido es similar al de un teléfono, su piel es de color magenta con tatuajes por todas partes, sus pestañas miden unos diez centímetros y sus paletas son de color plateado. Gira en círculos a mi alrededor mientras me observa atentamente. Después me pide que le acompañe y me lleva a una habitación donde podremos hablar, aunque en realidad yo me iría de aquí ahora mismo, no quiero hablar con esta mujer. De camino a me encuentro con la tributo del distrito dos y casi me da un infarto, es gigante, debe medir un metro setenta y ocho y pesar unos ochenta quilos, me mira con cara de pocos amigos y luego continúa su camino. Al llegar pide un aperitivo, bueno en realidad una comida entera , sopa de frambuesas y pan con paté de oca, pero yo , sigo temblando de miedo .
- Bien- dice ella- yo soy Jessica, tu estilista
- Brooke- digo yo
-Bien Brooke, hablemos del desfile
Yo asiento con la cabeza y ella continúa.
- Quiero que saludes a todo el mundo, sonríe, tienes que caerles bien, son patrocinadores. Ahora vamos a maquillarte.
Me sienta en una silla y saca mil útiles de maquillaje, primero me hecha mil quilos de base, luego pasa a mis ojos, los pinta y pone unas pestañas postizas , después me pinta los labios de rojo y luego aplica el colorete. Luego me gira para que pueda verme. ¿ En serio soy yo ?. Mis ojos color ámbar parecen inmersos el la luz de la noche, porque Jessica los ha pintado de un color azul como la noche misma y las pestañas parecen lanzar destellos. Sin embargo mi alegría de ir un poco decente termina cuando saca el vestido. Es de color azul noche y una especie de coraza cubre la parte del pecho , el resto del traje está cubierto por lentejuelas y purpurina.
Jessica me sienta otra vez en la silla y me empieza a peinar , noto que me recoge el pelo y empieza a trabajar en él, luego me coloca un tocado del mismo color que el vestido sobre la cabeza y me gira para que pueda verme, el pelo está recogido en un moño gigante, pero dos mechones caen por los lados de la cabeza, ella los ha rizado y parece que no se podrían mover en la vida. El tocado es gigante y simula a una central eléctrica, en cuanto al vestido... Entonces me acuerdo de Sarah, ¿cuándo me vea esta noche se reirá o no?, en parte sí, por lo ridícula que voy, pero creo que el ver a los demás tributos tan imponentes le va a asustar.
Entonces Jessica llama al ascensor , solo he montado una vez en mi vida, ayer. Pero este ascensor es distinto, es de cristal y se puede ver toda la ciudad, Jessica pulsa un botón y salimos disparadas hacia abajo, en menos de un minuto estamos en una sala gigante llena de carros y caballos, aunque en realidad solo hay un par de tributos.
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